sábado, 5 de marzo de 2016

“El desarrollo de la inteligencia emocional y la vida moderna”




¿Cuáles son los elementos que como educadores y padres debemos considerar en la salud emocional de los niños?

Principalmente estimular el desarrollo de hábitos, actitudes y valores, mediante la adquisición de destrezas y habilidades de autocontrol, empatía y expresión adecuada de los sentimientos, así como la importancia de la disciplina.
Esto nos ayudará a que los niños y niñas desarrollen su inteligencia emocional de manera efectiva, asertiva y sana, para sus relaciones familiares, escolares y sociales.

 ¿Qué implicaciones tienen el estrés en la vida familiar, laboral y escolar?

Este fenómeno interfiere de manera negativa en el proceso educativo, crea ambientes tensos y genera vínculos de agresión, apatía y desobediencia. Por ello los adultos debemos enséñales a manejarlos de manera adecuada, enseñándoles a identificarlo, comprenderlo y disminuirlo tanto en ellos como los adultos a cargo de estos niños. Así mismo, ponerse como meta fundamental ganar tranquilidad, mantener el control y evitar la agresividad.

¿Cómo podemos ser educadores y padres emocionalmente competentes?
  • ü  Compartir experiencias con otros padres
  • ü  Enterarse de los descubrimientos de la psicología infantil
  • ü  Retomar elementos de la educación impartida por sus mayores
  • ü  Aprenda de los errores y los aciertos de los demás
  • ü  Conocer a los hijos y alumnos
  • ü  Confiar en sus propias capacidades como adulto
  • ü  Dé ejemplo a sus hijos en lo relacionado con el control de las emociones negativas, lo mismo aplica a los docentes.
  • ü  Dedicarles gran cantidad y calidad de tiempo. Ésta es la base para conseguir que los niños y niñas confíen en sí mismos y crezcan siendo independientes, imaginativos, serenos y amables.

Estas son algunas de las maneras a través de las cuales pueden desarrollarse las habilidades para transmitir valores, inculcar hábitos, fortalecer la autoestima, corregir comportamientos y establecer relaciones buenas y sanas con los hijos y alumnos, ya que si combinamos amor con firmeza; definimos reglas claras, sencillas, comprensibles y acordes con la edad; somos consecuentes con las propias actitudes, somos consistentes y equilibrados a la hora de establecer las sanciones; controlamos y enseñamos a que ellos controlen sus propias emociones y no damos rinda suelta a los sentimientos sin prever las consecuencias; y, confiar en las decisiones del niño y hacérselo saber, favorecemos la comunicación entre padres e hijos y docente—alumnos.
Así mismo, es necesario aceptar que las frustraciones son necesarias, ayudar a nuestros hijos a enfrentar los desengaños, permitirles que tengan fracasos de bajo riesgo, no darles gusto en todo, no ceder ante sus actitudes caprichosas, permitirles que solucionen sus pequeños problemas, delegarles obligaciones; de esta manera aprenden a ser responsables, enseñarles a ser persistentes y a enfrentar las dificultades de la vida.

¿Cómo podemos reafirmar el autoconcepto y el autoestima en nuestros niños?


Para reafirmar el autoconcepto y el autoestima es necesario ayudarlos a identificar y superar sus debilidades, estimularlos a que alcancen metas y objetivos; esperar lo mejor de él o ella y hacérselos saber; valorar sus opiniones, que tengan expectativas realistas, hacerlos sentir valiosos, y permitirles realizar aquello de lo que son capaces, son tan sólo algunas de las acciones que nos permitirán llegar a desarrollar estos dos aspectos.

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